
Campaña de Valencia
Esta fue una campaña militar emprendida por los patriotas contra la ciudad de Valencia durante el año 1811 con el objetivo de recuperar las provincias del occidente del país y hacer que éstas se sometieran al gobierno de la Junta Suprema. Cuando llegaron a la localidad de Valencia las noticias de la Declaración de Independencia en Caracas, se declararon en rebeldía y leales a Fernando VII. Los mantuanos, que no toleraban a los patriotas, nombraron comandante al Marqués del Toro para enfrentar la sublevación valenciana, pero el 15 de julio es derrotado. Entonces, Francisco de Miranda, a los 61 años, es nombrado Comandante en Jefe del Ejército y sale con sus tropas hacia Valencia el día 19. Las acciones de calles y plazas fueron reñidas. Francisco de Miranda ordena atacar las posiciones más fuertes de los rebeldes y el 23 de julio los republicanos toman la ciudad.
El acto del 19 de abril de 1811 marca el inicio de la Primera República de Venezuela.
Pérdida del castillo de Puerto Cabello
El 2 de mayo de 1812, el General Francisco Miranda, nombró al Coronel Simón Bolívar Comandante Político y Militar de Puerto Cabello, la fortaleza más importante que tenía la ex Capitanía General de Venezuela en ese momento.
El 30 de junio de 1812 estalló una rebelión armada en el castillo San Felipe de Puerto Cabello, aprovechando la ausencia de su comandante, el Coronel Simón Bolívar, quien se encontraba en la ciudad con el coronel Aymerich, hecho que propició la traición de su segundo al mando, el canario Francisco Fernández Vinoni, en la cual participaron algunos de los procesados militares de la rebelión de Valencia de 1811. Bolívar inmediatamente atacó a los sublevados y la artillería del castillo arrasó la ciudad durante cinco días, haciendo que sus pobladores abandonaran la ciudad. El día 6 en la mañana Bolívar abandonó Puerto Cabello embarcándose por el puerto cercano de Borburata, acompañado tan solo de ocho oficiales. Así, a pesar de todos los esfuerzos de Bolívar para tratar de dominar el movimiento, la plaza pasó a manos de los realistas, y con ella todo el material de guerra y otros recursos allí almacenados. La pérdida de Puerto Cabello ha privado al bando republicano de su principal arsenal y permite a Monteverde avituallarse por la costa; no hay manera de saber cuándo ni de dónde podrá el bando republicano recibir nuevos pertrechos para remplazar lo que se ha perdido Este acontecimiento, unido a los triunfos de Antoñanzas en los llanos de Calabozo y a la insurrección de Curiepe, dio notable impulso a las acciones de Monteverde, paralizadas como consecuencia de los fallidos ataques a La Victoria y a la carencia de material de guerra. Al saber Miranda la caída de Puerto Cabello comentó textualmente "Tenez: Le Vénézuéla est blesé au coeur" (Miren ustedes: Venezuela ha sido herida en el corazón).
Capitulación de Miranda.

La capitulación es también un pacto regido por el honor militar como lo habían sido los actos de tal naturaleza que Miranda había podido presenciar o negociar anteriormente, al servicio del Rey. Monteverde firma el acuerdo en tanto que representante del Consejo de Regencia que gobierna España y en tal calidad acepta las garantías comprendidas en él.
Prisión y muerte de Miranda
Por orden de Bolívar, el comandante De Las Casas entregó a Miranda a los españoles en 1812, éstos lo llevaron a Cádiz donde murió prisionero en 1816.
Exilio de Bolívar a Curazao
La Campaña del Magdalena

Tras la caída de las Provincias Unidas de Venezuela ante la reacción realista del año 1812 y la restitución de la Capitanía General, el joven Bolívar junto con otros venezolanos se vio obligado a partir al exilio. Tras una corta estadía en Jamaica se trasladó a Cartagena de Indias, en la Nueva Granada, donde el proceso independentista se había iniciado el 20 de julio de 1810 y había desembocado en la formación de varías Juntas supremas que rivalizaban entre sí. En este panorama compuso un manuscrito conocido como el Manifiesto de Cartagena, en el cual hizo un análisis político y militar de las causas que provocaron la caída de la Primera República de Venezuela y exhortaba a la Nueva Granada a no cometer los mismos errores que Venezuela para no correr la misma suerte proponía fórmulas que ayudaran a remediar las divisiones y a promover la unión de los distintos pueblos de América para lograr el objetivo común, la Independencia.
Así al poco de llegar, Bolívar solicitó al gobierno de Cartagena prestar servicio en sus tropas pero solo le fue concedido el mando de una guarnición de 70 hombres en la pequeña localidad de Barrancas con la que empezaría a forjarse su futuro prestigio militar.
Al principio, Bolívar estaba subordinado a un aventurero francés llamado Pierre Labatut pero, en contra de las órdenes de este, decidió tomar la iniciativa realizando una campaña para derrotar a las partidas realistas que se encontraban en las poblaciones a las orillas del Río Magdalena a la vez que aumentaba el adiestramiento y el contingente de sus tropas.
Como resultado de esta campaña, logró liberar varias poblaciones como Tenerife, El Guamal, El Banco, Mompós Tamalameque y Puerto Real de Ocaña; logró derrotar a diversas guerrillas realistas que operaban en la zona y finalmente ocupó Ocaña.
La Campaña Admirable. Bolívar “Libertador”
El 14 de mayo de 1813 sale de Cúcuta el ejército conducido por Simón Bolívar con destino a Venezuela. Lo integran brillantes oficiales granadinos y venezolanos, por lo que la campaña que se inicia se llamará la Campaña Admirable. Ellos eran, entre otros, Rafael Urdaneta, José Félix Ribas, Atanasio Girardot, Antonio Ricaurte, Luciano D'Elhuyar, entre otros.
Bolívar había recibido el 30 de marzo la deseada autorización, para invadir a Venezuela, aunque no a entera satisfacción; además, las divergencias surgidas entre él y el coronel Manuel del Castillo retrasan notablemente la empresa libertadora.
Cuando Bolívar llega a Mérida, el 23 de mayo de 1813, el pueblo lo aclama como LIBERTADOR, siendo la primera vez que así se le llama. El Concejo de esta ciudad merideña, presidido por don Luis María Rivas, le saluda en sesión especial con estas palabras: «¡Gloria al Ejército Libertador y gloria a Venezuela que os dio el ser, a vos, ciudadano general! Que vuestra mano incansable siga victoriosa destrozando cadenas, que vuestra presencia sea el terror de los tiranos y que toda la tierra de Colombia diga un día: Bolívar vengó nuestros agravios».
El 14 agosto, a pocos pasos de la casa en donde nació, Simón Bolívar, que había recibido en Mérida aquel título de Libertador, lo ve ratificar. Eso fue en el templo de San Francisco, y uno de los momentos más felices de su vida:
el territorio de los enemigos que aún le perturban, y cada uno al ponerle a la cabeza de los ejércitos pensaba en su propia conservación. Jamás se ha dado tan espontáneo voto, jamás los sentimientos de una asamblea han sido tan universales como en la que fue proclamado General C. Simón Bolívar. Tal es el imperio de la virtud, del mérito, y del reconocimiento. Formada el acta en la que se le proclamaba General y se le distinguía con el bien merecido título de LIBERTADOR DE VENEZUELA, dos Diputados pasaron a cumplimentarle y ponerla en sus manos de parte de la asamblea. El la recibió con toda la distinción debida a las corporaciones que se la dirigían, y respondió en los términos siguientes
Génesis Noguera
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