Batalla de Bomboná
La batalla de Bomboná, ocurrida el 7 de abril de 1822 fue una acción táctica y dirigida de forma magistral por el Libertador Simón Bolívar en Ecuador. Esta logra que los realistas de Pastos no salieran a defender Quito. Dándole la libertad al actual departamento de Nariño.
La Batalla de Bomboná tuvo lugar en la falda occidental del Volcán Galeras, en Nariño, Colombia el 7 de abril de 1822. Los que participaron en la batalla fueron el Coronel Antonio García y Velasco acompañado por 2000 hombres, y fue dirigida por el patriota Simón Bolívar quien enfrentó a su oponente al mando de 3000 soldados.
El actual departamento de Nariño presenció una de las batallas mas decisivas para poder obtener su libertad, ya que el jefe realista quien había tomado una posición defensiva en las alturas del Volcán esperaba a las tropas del libertador. Después de un reconocimiento del área Bolívar comprobó que la posición contraria era inabordable, ante ello Bolívar ordenó el Batallón Rifles, comandado por el General Manuel Valdés, atacaron a la derecha, mientras tanto el General Pedro león Torres atacaban frontalmente a las líneas defensivas enemigas.
Torres, cargó contra el centro, al mismo tiempo que Váldes se dirigía contra la derecha realista. Torres fue rechazado con grandes pérdidas; pero en cambio, el batallón Rifles, protegido por las sinuosidades del terreno y por la niebla, cumplió con éxito su cometido al tomar las alturas de la derecha contraria, lo cual le daba completo dominio de la posición.
Horas después tras un intenso combate donde se destacó el valor del ejército colombiano, sobre todo el de Pedro León Torres, quien con una carga contundente de caballería logra dispersar a los soldados realistas, se decidió la batalla a favor de los patriotas.
Las grandes bajas sufridas en el enfrentamiento paralizaron por unos días a Bolívar. Los planes de Bolívar era flanquear a Pastos y sorprender a los realistas en guayaquil, paso los ríos Juanambú y Mayo pero los atajó el río Guaitara por estar muy crecido. Por este obstáculo no puede mas que marchar de frente contra los realistas que lo esperan atrincherados en Bomboná.
Lamentablemente Bolívar tuvo que alejarse al Peñol, combatiendo desesperadamente, Sucre le escribe participándole su entrada en Cuenca y de sus planes de ataque a Quito. A las tropas del libertador le llegan refuerzos de 400 hombres, y días mas tarde 400 hombres mas, con lo que sus fuerzas volverían ascender a 2000.
Las aplastantes victorias de Sucre en Cuenca y quito evitan que Bolívar sea aplastado. Con esta maniobra los defensores fueron envueltos, y la victoria fue de bolívar, aunque a costa de muchas bajas, protegidos por la oscuridad de la noche. Esta batalla dejó como resultado 341 heridos y 116 muertos para el ejercito libertador, y para los realistas el resultado fue de 250 muertos, heridos y prisioneros.
Esta batalla es considerada como una de las mas sangrientas de la independencia, debido a las grandes e irreparables pérdidas que ocasionó a los contendientes, dándole un valor estratégico porque evitó que el Coronel Basilio García y sus tropas se desplazaran a Quito para auxiliar a Aymerich lo que quizás hubiera cambiado el resultado de la decisiva batalla de Pichincha.
Finalmente con las victorias de Bomboná y Pichincha se amplio el concepto de patria para Bolívar, pues la patria del libertador iba desde el Orinoco hasta el Pacífico, desde Panamá hasta lo mas alto de los andes que englobó, a las actuales Repúblicas de Colombia, Ecuador y Venezuela.
Acción diplomática de Sucre:

Bolívar encomendó una misión diplomática a Sucre, con el fin de dirimir en forma correcta las diferencias con Mariño. La gestión diplomática de Sucre hace posible la firma de dos tratados, uno de armisticio que se convirtió en un instrumento estratégico para fortalecer la causa de la
independencia Y otro, más importante aún, el Tratado de Regulación de la Guerra, suscrito el 26 de noviembre de 1820. Es allí donde se pone de relieve la magnanimidad deSucre; él mismo redacta los artículos de dicho tratado mediante el cual se pone fin a la guerra. Es el recuerdo de la suerte que corrieron sus hermanos lo que le inspira a redactar los artículos 2 y 4 de dicho Tratado, que establecen normas categóricas para que la guerra entre España y Colombia se haga como lo hacen los pueblos civilizados.
Batalla de pichincha
Batalla definitiva de la Guerra de independencia de Quito (Ecuador) El general de brigada Antonio José de Sucre había llegado el 17 de mayo de 1822 al valle de Chillo. Después de algunas maniobras, Sucre llevó sus tropas al pueblo de Chillogallo, a unos 1.600 metros de las posiciones contrarias.
Durante la noche del 23 al 24 de mayo, Sucre marchó con su división con la idea de ocupar el valle de Iñaquito, al norte de Quito, el cual, además de ser el mejor terreno, se hallaba entre Pasto y Quito. Se inició el combate, y poco después llegó el batallón Trujillo (coronel Andrés Santa Cruz), seguido de 2 compañías del batallón Yaguachi. El resto de la infantería, bajo las órdenes del general José Mires, seguía el movimiento de estas unidades, hasta entrar en combate. Córdoba recibió la orden de relevar al batallón Paya y cargó contra el enemigo, hasta desorganizarlo y derrotarlo. Al mediodía, Sucre había obtenido la victoria; la explotación de ésta fue llevada a cabo por los batallones Paya, Yaguachi y Albión, la cual fue llevada hasta la propia ciudad de Quito. Imposibilitados los realistas para hacer frente a estas acciones, se refugiaron en el fuerte del Panecillo, y hasta allí les hizo llegar Sucre su oferta para una capitulación, aceptada por Aymerich y ratificada el día siguiente.
Encuentro entre Bolivar y San Martín

La entrevista entre Bolívar y San Martín se desarrolla los días 25, 26 y 27 de julio de 1822 y termina, con la integración de Guayaquil al territorio colombiano. De inmediato, Bolívar se traslada a la hacienda "El Garzal" donde la pareja disfruta de días de gran felicidad. Ambos comparten preocupaciones militares y responsabilidades políticas, produciéndose así un proceso simbiótico. En lo posterior, no se concebiría a Manuela sin Bolívar o Bolívar sin Manuela. Ella encuentra la felicidad, que siempre le fue adversa, en la comprensión, el amor y el respeto de un hombre de la talla de Bolívar, con quien comparte estrechamente un mismo compromiso con la historia.
Bolívar nunca imaginó un encuentro tan decepcionante y tenso con el General. San Martín era un hombre de tenacidad incomparable, honrado, ajeno a las intrigas políticas. Pero era práctico, tal vez demasiado. Tenía concebido poner a un rey en el Perú. Esto indignó a Bolívar. Si algo odiaba el Libertador, de manera visceral, era el cuento de las coronas y las dinastías. La idea bolivariana de la democracia era simplemente incompatible con la solución sanmartiniana. Su negativa fue tajante.
Acto seguido, San Martín se ofrece a ser su lugarteniente, y el Libertador no acepta. No confía de lleno en el argentino, pero le dice algo más diplomático: que no se siente capaz de darle órdenes. Luego viene lo más bochornoso del encuentro. En la fiesta, el austero San Martín, demasiado serio y pésimo para el baile, se siente incómodo e ignorado. Bolívar baila endiabladamente, lanza una arenga formidable, brinda en repetidas ocasiones por la gloria de América. Queda claro quién manda, y San Martín se ve obligado a desaparecer del recinto. Al día siguiente se va de Guayaquil. Al poco tiempo abandona América, para nunca más volver.
Ascenso al Chimborazo
ENERO DE 1823: las tropas al mando de Bolívar toman la ruta del Sur hacia Guayaquil, recorriendo los antiguos poblados indígenas de Latacunga y Ambato, región altamente productiva en agricultura, gracias al volcán Chimborazo, cuyas cenizas fertilizan los campos como una bendición para los lugareños… Durante el trayecto, Bolívar es atraído por la magnificencia de esa mole volcánica con sus nieves perpetuas que se eleva 6.130 m, y que le fue narrada por su amigo Alejandro de Humboldt en la oportunidad que escaló el volcán en 1802… Bolívar como un admirador de todo lo sublime y lo natural, es atraído por el embrujo del Chimborazo.

Allí... sólo… en las nieves perpetuas del Chimborazo... en la grandiosidad de América... en la inmensidad del cielo ecuatoriano… llevaba consigo la pesada carga de sus recuerdos: su triste Infancia con la muerte prematura de sus padres... huérfano desde temprana edad... casi inmediatamente las muertes de sus seres queridos: su abuelo, esposa, hermano mayor... los concejos de su maestro Simón Rodríguez en animarlo a no pensar en el suicidio... su juramento en Roma... las maravillas de civilizaciones extinguidas por los sediciosos europeos... sus discursos en la Sociedad Patriótica... el devastador terremoto de Caracas... la perdida de la Primera República... el Manifiesto de Cartagena... su impecable Campaña Admirable... la Guerra a Muerte... la Migración de Oriente... la perdida de la Segunda República... sus exilios... el Manifiesto de Carúpano... sus batallas en Nueva Granada... su Manifiesto de Jamaica... los Atentados... sus batallas... su visión en Casacoima… la toma de Angostura... la anarquía de sus oficiales... el Congreso de Angostura... la misión suicida de escalar el Páramo de Pisba... el éxito en Boyacá y la liberación de Nueva Granada... el Armisticio con Pablo Morillo... la Batalla de Carabobo...el nacimiento de la Tercera República... la Gran Colombia... la liberación de Panamá… la indoblegable región de Pasto... el triunfo en Bomboná, Pichincha, Quito, Guayaquil... la entrevista con San Martín… la negativa de su gobierno en apoyar la liberación del Perú… su inolvidable idilio con Fanny Du Villars … en fin… 1000 amores, 1000 batallas, 1000 cosas hechas y aún 1000 por realizar... Bolívar con 40 años de edad había tenido una vida extraordinaria..!
Delirio sobre el Chimborazo
Yo venía envuelto en el manto de Iris, desde donde paga su tributo el caudaloso Orinoco al Dios de las aguas. Había visitado las encantadas fuentes amazónicas, y quise subir al atalaya del Universo. Busqué las huellas de La Condamine y de Humboldt; seguílas audaz, nada me detuvo; llegué a la región glacial, el éter sofocaba mi aliento. Ninguna planta humana había hollado la corona diamantina que pusieron las manos de la Eternidad sobre las sienes excelsas del dominador de los Andes. Yo me dije: este manto de Iris que me ha servido de estandarte, ha recorrido en mis manos sobre regiones infernales, ha surcado los ríos y los mares, ha subido sobre los hombros gigantescos de los Andes; la tierra se ha allanado a los pies de Colombia, y el tiempo no ha podido detener la marcha de la libertad. Belona ha sido humillada por el resplandor de Iris, ¿y no podré yo trepar sobre los cabellos canosos del gigante de la tierra?
¡Sí podré!
Y arrebatado por la violencia de un espíritu desconocido para mí, que me parecía divino, dejé atrás las huellas de Humboldt, empañando los cristales eternos que circuyen el Chimborazo. Llego como impulsado por el genio que me animaba, y desfallezco al tocar con mi cabeza la copa del firmamento: tenía a mis pies los umbrales del abismo.
Un delirio febril embarga mi mente; me siento como encendido por un fuego extraño y superior. Era el Dios de Colombia que me poseía.
De repente se me presenta el Tiempo bajo el semblante venerable de un viejo cargado con los despojos de las edades: ceñudo, inclinado, calvo, rizada la tez, una hoz en la mano…
"Yo soy el padre de los siglos, soy el arcano de la fama y del secreto, mi madre fue la Eternidad; los límites de mi imperio los señala el Infinito; no hay sepulcro para mí, porque soy más poderoso que la Muerte; miro lo pasado, miro lo futuro, y por mis manos pasa lo presente. ¿Por qué te envaneces, niño o viejo, hombre o héroe? ¿Crees que es algo tu Universo? ¿Que levantaros sobre un átomo de la creación, es elevaros? ¿Pensáis que los instantes que llamáis siglos pueden servir de medida a mis arcanos? ¿Imagináis que habéis visto la Santa Verdad? ¿Suponéis locamente que vuestras acciones tienen algún precio a mis ojos? Todo es menos que un punto a la presencia del Infinito que es mi hermano"
.
Sobrecogido de un terror sagrado, «¿cómo, ¡oh Tiempo! -respondí- no ha de desvanecerse el mísero mortal que ha subido tan alto? He pasado a todos los hombres en fortuna, porque me he elevado sobre la cabeza de todos. Yo domino la tierra con mis plantas; llego al Eterno con mis manos; siento las prisiones infernales bullir bajo mis pasos; estoy mirando junto a mí rutilantes astros, los soles infinitos; mido sin asombro el espacio que encierra la materia, y en tu rostro leo la Historia de lo pasado y los pensamientos del Destino».
"Observa -me dijo-, aprende, conserva en tu mente lo que has visto, dibuja a los ojos de tus semejantes el cuadro del Universo físico, del Universo moral; no escondas los secretos que el cielo te ha revelado: di la verdad a los hombres".
El fantasma desapareció.
Absorto, yerto, por decirlo así, quedé exánime largo tiempo, tendido sobre aquel inmenso diamante que me servía de lecho. En fin, la tremenda voz de Colombia me grita; resucito, me incorporo, abro con mis propias manos los pesados párpados: vuelvo a ser hombre, y escribo mi delirio.
Publicado por: Yoseli Guaramato